“La tan cacareada igualdad de oportunidades es otra de las falacias con la que se procura ocultar la ideología del sistema escolar. La igualdad de oportunidades supone que cualquier individuo, no importa su condición social (…) con tal de que esté adornado con un mínimo de dones naturales y se empeñe y quiera, podrá escalar los últimos peldaños de la pirámide escolar y, en consecuencia, acreditarse para desempeñar las importantes posiciones con que la sociedad recompensa a los esforzados (…) Según esta tesis la “movilidad social” se fundamenta en la existencia de los dones intelectuales, noción intrínsecamente ideológica”
Francisco Gutiérrez, Educación como praxis política
La elitización de la Universidad de Chile es un fenómeno constante, que se ha expresado fuertemente en los últimos años a través de dos ejes. Uno es la elitización económica, la cual se evidencia a través de las cifras de la situación económica familiar de los estudiantes, cuyo promedio es, a todas luces, muy superior a lo que muestran otros planteles universitarios. Pero existe una segunda forma de elitización, que guarda relación con los aspectos ideológicos, y se transparenta en el modelo de gestión y el proyecto institucional, y por cierto en las orientaciones que poseen las políticas universitarias, los discursos de las autoridades universitarias, las líneas de investigación y la extensión. Ambas situaciones se retroalimentan, se potencian mutuamente, nos interesa evidenciar esta situación, y a partir de ahí generar una propuesta para enfrentarla.
Desde el 2007, se genera la propuesta de “Nuevo Trato con el Estado”, la cual se plantea desde las autoridades como un cambio radical en la orientación de la Universidad, recuperando supuestamente su sentido público. Para nosotros, entre toda su palabrería de “lo público”, se filtran ciertos elementos que develan hasta qué punto la ideología oficial de la Universidad es elitista.
Por ejemplo, uno de los objetivos de la propuesta de Nuevo Trato, apunta a: Que la Universidad de Chile debe ser preservada en su papel de principal universidad del Estado y del país, atendiendo a su tradición, su capacidad académica instalada, su riqueza epistemológica, su diversidad social y su compromiso con los principios democráticos, por el volumen y la calidad de sus actividades, por su vocación nacional y por su independencia respecto de intereses sectoriales y particulares. El diagnóstico que hacemos, dista mucho del realizado en la formulación de este objetivo, especialmente en dos aspectos, que son, al menos, discutibles.
En primer lugar, esta Universidad se caracteriza estar altamente elitizada, desde un punto de vista socioeconómico, como queda claro por los diversos índices que caracterizan la matrícula y permanencia en la U, en vista de eso, es absurdo plantear que existe “diversidad social”.
En ese sentido, es preciso volver a recordar cuál es la noción de diversidad social y pluralismo que tienen las autoridades universitarias. En Enero del 2007, (Viernes 19 de enero de 2007) el Vicerrector Iñigo Díaz se jactaba de la composición “pluralista” de los estudiantes que ingresaron a la Universidad de Chile. Señalaba: "si uno analiza los datos estadísticos, es interesante observar que de los cinco mil mejores puntajes de la PSU, la Universidad de Chile capta al 35%, es decir cerca de dos mil alumnos. Y la composición de esos cinco mil es otra cosa que nos tiene muy contentos, porque de alguna manera marca el sello de la Universidad de Chile. Eso dice relación con la connotación de nuestra Casa de Estudios como universidad pública, nacional y pluralista. La composición de ese 35% de estudiantes que prefirieron a la Universidad de Chile refleja un Chile más real y de verdad. Eso nos motiva y obliga a dar lo mejor de nosotros, para su desarrollo tanto personal como su formación académica"
La composición que el vicerrector consideraba completamente pluralista, es la siguiente: de esos estudiantes con puntajes altos, el 27% proviene de establecimientos municipalizados, 25% de subvencionados y 48% de colegios pagados.
Es notoria la diferencia, el contraste, con los porcentajes reales de la Educación Media en Chile, la cual, diferenciando los distintos subsistemas es la siguiente: la educación particular pagada cubre solo al 7%, la particular subvencionada el 43% y la municipal el 50%. Saque sus propias conclusiones.
No hay que dar vuelta la espalda a la realidad. Los ingresos familiares, los indicadores de la PSU, los aranceles, y otros indicadores económicos de los estudiantes de la U de Chile están muy por encima del promedio de las universidades. Es lamentable que solo una minoría privilegiada acceda actualmente a la Universidad que se dice de todos los chilenos. Pero desde esta base hay que partir, para combatir y denunciar a quienes pretenden dar la espalda a la realidad de la sociedad chilena, y establecen políticas que acentúan esta elitización económica.
Un segundo aspecto que creemos relevante precisar, es la supuesta “vocación nacional” e “independencia respecto de intereses sectoriales y particulares” planteada en su diagnóstico. En ese sentido, creemos que la elitización que existe actualmente en la Universidad de Chile, no es tan solo un problema de orden económico-social. También se expresa en aspectos ideológicos, en diversas áreas del quehacer universitario.
Un ejemplo de ello, es la búsqueda de matrículas en los colegios más cuicos de Chile, para evitar que esos estudiantes se vayan a la Universidad Católica, lo cual ha sido ejecutado durante al menos los últimos tres años a través de costosas campañas de marketing enfocadas a este tipo de colegio, y ha sido objeto especial de preocupación de rectoría y de decanos de distintas facultades.
Otro ejemplo de este fenómeno, es el carácter de las líneas de investigación en que se concentra la Universidad. En el área de la tecnología, por ejemplo, desarrollando estudios que apuntan al incremento de la ganancia privada de grandes empresas transnacionales, ignorando completamente el desarrollo de una tecnología al servicio del desarrollo de la sociedad. Un ejemplo concreto es el convenio desplegado por la Universidad durante los últimos años con la empresa salmonera Aqua Chile, destinado a investigar para potenciar esas inversiones. Esta empresa, opera en la X región, y ha sido ampliamente denunciada por pescadores artesanales, dirigentes sindicales de las salmoneras y activistas medioambientales, dentro y fuera del país, por el desastre ambiental y social en la cual está implicada. La Universidad de todos los chilenos, menos de los trabajadores de la X región, de los pescadores artesanales y de quienes protegen la naturaleza.
Todo este diagnóstico crítico que presentamos, creemos, no debe ser motivo para renegar del financiamiento de las universidades estatales, lo cual creemos muy importante. Pero es evidente que mayor financiamiento estatal no redundará necesariamente en un cambio de orientación en la Universidad. En la actualidad, un mayor financiamiento estatal no basta para cambiar el horizonte de la Universidad. ¿De qué sirve mayor aporte estatal si finalmente se utiliza para investigaciones al servicio de las transnacionales, y no en función de los intereses sociales? ¿Y de qué sirve un mayor aporte estatal para una Universidad que llega a los sectores más acomodados de la población? Un cambio real de orientación, pasa por una transformación a nivel del sistema educativo en forma global, con la participación de las mayorías sociales de este país, los trabajadores, los estudiantes, en definitiva, los sectores populares. Por eso, nuestra apuesta es la construcción de un proyecto educativo popular y autogestionario, desde las bases mismas de la sociedad, para acabar con este sistema educativo mercantil, autoritario, elitista y ajeno a los intereses sociales.
Esta propuesta, pasa hoy en día por organizar un amplio movimiento de base de estudiantes, articulados en torno a la construcción de poder estudiantil, y en articulación con el campo popular, que desarrolle una línea de trabajo clara en la Universidad para combatir, denunciar y transformar las finalidades, orientaciones y políticas emanadas por las autoridades universitarias, en la Chile y en el conjunto del sistema educacional.
Extraído del Boletín Informativo de la base Fel U de Chile, Tribuna Libertaria