miércoles, 12 de noviembre de 2008

La pedagogía, las licenciaturas y la Universidad de Chile

I. Elementos de Diagnóstico

a) La universidad y la formación de profesores

- Actualmente, para la Universidad de Chile no es prioritaria la formación de profesores, como si lo fue antiguamente. Los actuales estatutos no contemplan como punto básico este cometido. Esta situación proviene desde la separación del Instituto Pedagógico en la Dictadura, que dio paso a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
- La creación del Centro de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile en 1994, viene a recuperar la carrera de pedagogía, lo que no quiere decir que la Universidad haya recuperado su rol histórico en torno a la formación de profesores.
- La Universidad ha abandonado con esto, su misión de contribuir al desarrollo nacional, en el ámbito educativo. Uno de los elementos críticos de la educación pública chilena es la inadecuada formación docente, y la demanda hacia la carrera de Pedagogía, es en gran medida cubierta por instituciones privadas y estatales (Ues privadas, IP’s, y Cu’s) que entregan una educación de pésima calidad. Curiosamente, son estos profesores los que terminan haciendo clases en el sistema municipal, a los sectores de más bajos ingresos, y con peores sueldos.

b) Las Universidad y las Licenciaturas

- Las actuales Licenciaturas de la Universidad se han desperfilado, dada la priorización de la Chile hacia los posgrados.
- El énfasis en los posgrados, además de provenir de la visión de Universidad que se quiere implementar en nuestra casa de estudios (“compleja”, “de primer nivel”, elitista), implica visualizar tres elementos. En primer lugar, se evidencia en el pregrado una educación cada vez más inconsistente, donde se busca una formación general, sin mayor profundidad (ejemplo de ello son los CFG). Por otra parte, demuestra que al ser el pregrado una fuente de des-financiamiento de la Universidad, y al ser los posgrados una entrada de platas frescas (pues no existe un sistema real de financiamiento de este nivel, ni siquiera un crédito estatal, tan sólo algunas becas, muy escasas), toda la U se enfoca en su fortalecimiento. En pocas palabras, la Universidad funciona con un criterio mercantil. Por último, la investigación, docencia y extensión de los centros de estudios interdiciplinarios están enfocados en el fortalecimiento de los posgrados, por idénticas razones que en los puntos señalados anteriormente.
- En todo el pregrado se ha estado implementando gradualmente una reforma con amplios alcances curriculares (conocido por todos como Reforma del Pregrado) que incorpora la formación en competencias, y así también se ha hecho en parte importante de las universidades chilenas. La definición de las competencias profesionales necesarias, se ha realizado siguiendo los postulados del diversos acuerdos transnacionales (Bolonia, Tunning América Latina) cuyo objetivo (detrás de toda la parafernalia de las competencias) es la adaptación de la educación terciaria a los marcos de la globalización capitalista.
- Del mismo modo, esta reforma ha implicado el debilitamiento de las Licenciaturas, pues el currículum por competencias no ha propendido al mejoramiento de la formación profesional, sino a mejorar parcialmente el manejo de elementos técnicos estandarizados, y al mismo tiempo, a una disminución de la formación teórica y la creación de conocimientos, lo que se reserva a los niveles superiores de la enseñanza terciaria, Magíster y Doctorados (que curiosamente tienen financiamiento privado en gran parte).

II. Elementos de Propuesta

a) La universidad y la formación de profesores

- Recuperar la formación de profesores como prioridad de la Universidad, lo que requiere la modificación de los Estatutos, y no solo potenciar el aspecto económico y el crecimiento de la tasa de posgraduados.
- Esta modificación tiene varias implicancias, que pueden ser abordadas de diversas maneras, y de forma gradual contemplar la implementación de una nueva aproximación hacia las pedagogías, como puede ser la creación de una coordinación mayor entre los programas de pedagogía ya existentes, con la creación de nuevas áreas de desarrollo pedagógico (postgrados en educación), la creación de una Facultad de Educación, inclusive la recuperación del Pedagógico, en la línea de la reconstrucción de una Universidad con alcance nacional.
- La Universidad, si realiza estos cambios, puede comenzar a contribuir a la superación de la actual crisis de la Educación. Esto requiere una perspectiva que ponga especial énfasis en la vocación social de la docencia, ampliar la cobertura de las carreras pedagógicas, entregando una educación de calidad focalizada en los sectores populares que actualmente sufren los embates de la mercantilización de todos los aspectos de la vida.
- Se sugiere al respecto, la implementación de un programa de formación de profesores de enseñanza inicial, básica y media en horario vespertino y/o nocturno para incorporar a estudiantes que trabajen.
- Todas estas propuestas, requieren que el aporte del Estado se incremente considerablemente. Proponemos la sustitución del AFI por AFD, y un rápido crecimiento de éste último hasta cubrir un 100% del financiamiento universitario, en el marco de una institución que crezca en beneficio de la sociedad, absorbiendo a los estudiantes que actualmente no pueden acceder a la Educación Superior por motivos económicos, y también la que actualmente se llevan los planteles privados.

b) Las Universidad y las Licenciaturas

- Fortalecer las licenciaturas, sin descuidar a los posgrados. Entendemos que mejores licenciaturas conducen necesariamente a mejores niveles de postgrados.
- Fortalecimiento del pregrado y postgrado, a través de varias vías. En primer lugar, habrá que dejar de lado los intentos por “bachilleratizar” las licenciaturas, como son los CFG’s en que la formación es cada vez menos específica. En segundo lugar, habrá que buscar un mayor financiamiento estatal para el pregrado y el postgrado, hasta cubrir el 100%, impidiendo que en cualquiera de los dos niveles los aranceles y créditos permanezcan como la principal fuente de recursos. En tercer lugar, los centros de estudios interdisciplinarios, actualmente enfocados hacia el posgrado, es preciso que tengan mayor articulación con las Licenciaturas, lo que se puede hacer mediante el reemplazo de los diplomados (que exigen la cancelación de un arancel aparte) por menciones insertas en el pregrado, entre otras posibilidades. La idea es que se pueda producir una formación interdisciplinaria y producción de conocimientos al nivel del pregrado.
- También se puede lograr, siguiendo esta misma idea, una mayor articulación entre las Licenciaturas y la pedagogía, permitiendo el adelanto de ramos pedagógicos en el pregrado.
- Es necesaria una redefinición y cambio radical en el modelo curricular que hasta el momento posee la Reforma del Pregrado. Así, la incorporación de las competencias en la formación profesional, debe realizarse con un sentido de Universidad pública al servicio de las necesidades sociales del país, y luego de una intensa discusión de la comunidad universitaria al interior de cada carrera, para no subordinar estas transformaciones a los dictados de instancias transnacionales que buscan la adaptación de la educación superior a los intereses empresariales.
- Debe buscarse el equilibrio entre competencias (en su faceta técnica) y “contenidos en sí” en la formación profesional. Esto requiere el fortalecimiento, como ya hemos mencionado, del pregrado que actualmente está desfinanciado y debilitado.

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